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Calas MTB - Agarre y Maniobra Definitivos

Las calas MTB son un tipo de cala que, como el propio ciclismo de montaña, presentan sus propias reglas. Dependen como otras calas del diseño del pedal automático y la zapatilla que calzas, así que has de ir con mucha atención cuando compras cada uno de estos elementos. Lo importante es dar con aquellas con las que te sientas más cómodo, practicar lo suficiente hasta que domines el proceso de enganche y desenganche y comenzar a disfrutar de sus múltiples ventajas, todas ellas vinculadas al control y el confort sobre la bicicleta. Leer más

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Características de las calas MTB

Esta pieza en concreto es una variedad de calas con unas especificaciones distintas a, por ejemplo, las calas de carretera. En sí, lo que llamamos calas es la combinación de los pedales automáticos con las zapatillas que vistes en tus salidas. Los pedales automáticos son un tipo de pedal que permite fijar el pie a su superficie. Cuenta con una serie de orificios en los que se insertan las calas de la zapatilla, que a modo de tornillos sobresalen de la suela. Los pedales automáticos funcionan con un muelle que se activa con un movimiento concreto del pie. Al ejecutarlo, el muelle salta y el pie queda libre. Esta maniobra requiere cierta práctica y al comienzo nos puede parecer imposible, pero todo es cuestión de acostumbrarse.

Las calas son un accesorio que se añade a la zapatilla, aunque también encontrarás zapatillas con calas MTB que te facilitan el trabajo, eso sí, siempre teniendo en cuenta la compatibilidad de ambos.

Ajustar las calas MTB

Poner calas MTB es sencillo una vez le coges el tranquillo. Son piezas pequeñas, muy resistentes, que se instalan en los orificios habilitados por algunas zapatillas MTB. La ubicación del eje de la cala ha variado con los años, aunque en la actualidad existe cierto consenso al ubicarlo a la altura del juanete y el quinto metatarso, el del dedo meñique. Una vez hemos determinado el espacio entre ambos, lo ideal es seguir con los cálculos y encontrar el punto en el que confluyen estos extremos, que no tienen por qué establecer una línea recta. Recuerda que estas operaciones hay que realizarlas en ambos pies, ya que nunca son iguales, siempre existen diferencias de milímetros. Una vez sabes por dónde tiene que ir, puedes atornillarla.

Tipos de calas MTB

Las calas MTB se suelen dividir por marca, ya que cada una establece un estándar asimilado por el mercado. Todas ellas presentan unas especificaciones concretas, como una mayor facilidad a la hora de ponerlas y quitarlas o, algo que interesa a muchos ciclistas, poder caminar normalmente con las calas al bajarte de la bici. Aunque en el ciclismo de ruta no se suelen dar tanto ese tipo de pausas, en las disciplinas de montaña sí. Pueden ser puntuales, como descender de la bicicleta, cargarla y sortear un obstáculo, o bien largas, como hacer un alto entre tramos para recuperar fuerzas. Cuando llegan esos momentos, lo que menos interesa es caminar con torpeza 0 incluso dañar las calas por culpa de un mal paso. 

El número de orificios también es determinante y condiciona el tipo de zapatilla MTB que vas a utilizar. La autonomía de la cala también es un factor de compra destacado, ya que algunas permiten un ligero desplazamiento rotacional que facilita el centrado del pie mientras que otras inmovilizan el pie por completo, sin margen ni ángulos de desplazamiento. A nivel técnico, es el llamado grado de flotación (floating). Esta libertad de movimiento se mide en grados, con un rango que oscila desde lo 0º (pie inmovilizado) a los 15º. La pivotación es igual de segura en cada grado y, para identificarla, los fabricantes la clasifican con una intuitiva gama de colores.

El MTB es una disciplina sucia, de ahí que también te puedan interesar las calas que responden bien ante el agua y el barro, que evacúen ambos con facilidad y, posteriormente, se limpien con la misma sencillez.

Naturalmente, el precio también es un elemento determinante en las calas MTB aunque, lo mejor de todo, este no condiciona la calidad. En el fondo, con este tipo de calas influye lo a gusto que te encuentres con ellas, eso sí, a mayor inversión, más tecnologías en juego. Lo notarás a la hora de ponerlas y quitarlas, ya que, como imaginas, un accesorio que requiere atornillado debe instalarse a conciencia.

Aprender a usar las calas MTB

La idea tras las calas de bicicleta de montaña es ganar en seguridad y maniobra, que el pie no baile en el pedal o llegue a separarse de él durante unos peligrosos segundos. Con otros tipos de pedales puede ocurrir: con las calas para MTB, nunca. Por ello, lo primero que tienes que hacer tras el ajuste es dominar el movimiento enganche y desenganche. Para enganchar, lo normal es introducir el pie en el pedal automático de delante a atrás hasta que las calas obren su magia y unan la zapatilla. Esta parte es sencilla. La parte complicada aparece cuando queremos sacarlas, ya que estas solo responden a un giro con el talón. Como todo en este deporte, la práctica ayuda, así que repite la operación hasta que mecanices el proceso y lo realices de forma automática e intuitiva.

En algunos modelos, el pedal automático puede ajustarse para que su dureza responda a las necesidades del ciclista. De este modo podrás regular lo fijo que tu pie quedará al pedal.

Mantenimiento de las calas MTB

Este tipo de calas requieren el mismo trato que sus colegas de carretera. Lo primero, hay que revisarlas con regularidad y cambiarlas por unas nuevas en el momento en que el desgaste sea evidente.

Al ser un accesorio sometido a grandes tensiones, los tornillos que lo mantienen fijo pueden aflojarse. Revísalos periódicamente.

Tanto las calas como los tornillos deberían pertenecer al mismo fabricante para que no se den entre ellas incómodas incompatibilidades.

La limpieza es muy necesaria para que el barro no se seque y el agua no se asiente y acabe por oxidar los tornillos. Emplea cepillos para retirar hasta la más pequeña impureza.