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Bombas para Bicicleta - Un Respiro para tus Ruedas

Tras el pinchazo, toca devolverle a la cámara la presión perdida. Con las bombas para bicicletas tienes la oportunidad de seguir rodando, ya que proporcionan una fuente de aire fiable que dejará la cámara como nueva. Incluir una bomba en un kit antipinchazos es todo un requerimiento del ciclista previsor. Las hay en diferentes modelos, desde las portátiles que ocupan muy poco espacio entre tu equipaje a las bombas de pie que aguardan en el taller. Tú decides la estrategia a seguir y el tiempo que quieres dedicar al inflado de la cámara: las bombas de aire están aquí para ponértelo fácil. Leer más

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Funcionamiento de las bombas para bici

Los infladores de bicicleta no pueden hacer más honor a su nombre: inyectan aire en la cámara de la rueda, recuperando cualquier presión que esta haya perdido a causa de un pinchazo. El uso habitual también suele reducir la presión, ya que, por muy sofisticadas que sean válvulas y cámaras, las pérdidas son sutiles pero inevitables.

Estas pérdidas son una cuestión de física, no te preocupes por la salud de tus cubiertas. Para empezar, estas contienen nitrógeno y oxígeno; y de las dos, las moléculas del oxígeno son más volátiles y desaparecen con el paso del tiempo, generando un vacío que, en más ocasiones de las que nos gustaría, se confunde con pinchazos.

Las bombas de aire establecen una conexión con la rueda a través de la válvula. Dependiendo del modelo, esta pertenece a un estándar u otro. No son muchos, pero hay que tenerlos en cuenta si quieres acertar a la primera.

  • Schrader. Robustas, resistentes, las mismas que emplean los neumáticos de los coches y las bicicletas. Su popularidad y compatibilidad las hace muy económicas.
  • Presta. Menos asequibles en cuanto a disponibilidad y precio, pero superiores en prestaciones a las Schrader. Incluyen una tuerca que debes desenroscar antes del inflado. Algunos ciclistas la ven como una medida de seguridad necesaria mientras que otros se lamentan de que retrase el inflado.
  • Dunlop. Reúnen lo mejor de las anteriores, pero son menos habituales. Su principal problema es que, aunque den muy buenos resultados, encontrarás menos cámaras compatibles.

En cualquier caso, en el mercado existen adaptadores que te permitirán usar cualquier tipo de bomba con las válvulas de tu bici. Algunos modelos lo incluyen de serie, pues saben lo molestas que pueden llegar a ser estas incompatibilidades cuando el tiempo apremia.

Con los años, las bombas de bici se han vuelto herramientas muy sofisticadas e intuitivas. La mayoría incluyen pantallas que confirman el inflado en tiempo real, atendiendo a posibles incidencias gracias a su fácil lectura, en las que en todo momento se te indican los bares necesarios para alcanzar resultados óptimos.

Aunque todas las bombas parten del uso manual, algunas de ellas requieren de un mayor esfuerzo que otras. Estas se dividen en:

Bombas de CO₂

Las bombas CO₂ inyectan el aire directamente. Acostumbran a ser envases de usar y tirar. Algunas de ellas llevan dosificador, un extra que te permitirá administrar el contenido con eficacia y equivocarte menos durante el inyectado.

Las bombas de CO₂ son muy manejables y fáciles de transportar. Puedes incluirlas en tu equipaje o en tu kit antipinchazos. Sí que es cierto que requieren cierta práctica al usarlas y, en más de una ocasión, verás que el “disparo” ha fallado, pero, no pierdas la esperanza, en cuanto les pilles el truco, no podrás vivir sin ellas.

Bombas de aire tradicionales

Requieren más esfuerzo manual. Con ellas, inflar la rueda puede llevarte un buen rato. Son las clásicas bombas de aire con un tirador que, al subirlo y bajarlo, insufla el aire a través de un cable. Por sus dimensiones, no son recomendables durante la marcha, ya que son difíciles de transportar. Van de perlas en el taller, donde puedes darle a tu bici el mimo que se merece, aunque también hay disponibles modelos de bolsillo que, si bien requieren más minutos de hinchado, marcan la diferencia entre volver a casa en condiciones o quedarte tirado en la carretera. Aun así, recuerda que son modelos de emergencia; con ellos te será más difícil recuperarte de un pinchazo grave.

Dentro de este tipo de bombas para bicicleta, encontrarás modelos que se manipulan con las manos y otros que, una vez ajustados a la válvula, puedes emplear los pies para iniciar el bombeo. Aunque sea un proceso lento, deja las manos libres para otras actividades o llevar control de la válvula y que esta se mantenga firme.

Bombas de suspensión

Estas bombas no actúan sobre la rueda. Como su nombre indica, lo hacen sobre la suspensión de la horquilla, que también tiene tendencia a perder presión.

Recuerda que la pérdida de suspensión equivale a un peor control de la bici. Serás más víctima de los baches, de su molesto traqueteo y de las dolencias derivadas, especialmente, en la región lumbar.

Dentro de las bombas de suspensión también encontrarás modelos divididos por su efectividad y por la presión que liberan. Todo dependerá del uso que quieras darle. Como buenos hinchadores de horquillas, incluyen un manómetro, un instrumento orientado a la medición de fluidos en recipientes herméticos. Con seguir las indicaciones del manómetro y contrastarlas con las especificaciones del fabricante, es suficiente. Igualmente, en el caso contrario, si quisieras desinflar la horquilla, comprueba que tu modelo de bomba de suspensión también permite la liberación del aire.

Otro factor importante en estas bombas son los PSI, una cifra que indica la presión necesaria para un funcionamiento óptimo de la suspensión. Cada fabricante ofrece los PSI de sus horquillas en las especificaciones del producto, así que, tras el inflado, tendrás que añadir la presión que haga falta hasta llegar a la cifra recomendada u obligada, ya que el rendimiento de la suspensión será insuficiente si te quedas corto, o dañino para la pieza en caso de excederte.