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Bicicletas Sin Pedales: Diversión Para Pequeños Ciclistas

Llega un momento en que los peques dan el salto a la bicicleta sin pedales. Con ella ganan autonomía y experimentan con su equilibrio. Ellos marcan el ritmo, así que, además de ejercicio psicomotriz, también es un ejercicio de confianza, de explorar sus posibilidades antes de transicionar a las bicicletas infantiles. Leer más

¿Qué es una bicicleta sin pedales?

Las bicicletas sin pedales o bicicletas de equilibrio constan de dos ruedas y un diseño especialmente pensado para impulsarse con los pies. No son bicicletas infantiles a las que han retirado los pedales; el diseño de las bicicletas sin pedales puede ser tan sofisticado como el de sus “hermanas mayores”.

El sillín regulable les otorga una alta ergonomía y alarga la vida de la bicicleta, ya que pueden emplearlas niños de dos a cinco años y de un amplio rango de estaturas.
Por sus características, y el hecho de que adquieren una velocidad moderada, las bicicletas sin pedales se suelen construir en aluminio, aunque existen excepciones en madera.

¿Por qué son buenas las bicicletas sin pedales?

La principal ventaja es que el peque gana autonomía. Ya no depende de sus padres para empujarse o, si él mismo pedaleaba, podrá alcanzar mayor velocidad que, por ejemplo, la que alcanzaba con su triciclo de plástico. No hay que decir que para los papás esto también son buenas noticias.

Al ser más rápida, la bicicleta sin pedales se convierte en una herramienta social, ya que el peque se va integrando progresivamente en los ritmos de los niños mayores. Un juego más intenso implica un desgaste superior y mayor facilidad para conciliar el sueño y dormir las horas que le corresponden.

Pero, ante todo, la bicicleta sin pedales es una herramienta para mejorar el equilibrio, ya que, aunque te empujes con los pies, la aventura comienza cuando los despegas del suelo.

Las bicicletas sin pedales son un beneficio en todos los sentidos, ya que ayudan en la transición a las bicicletas infantiles. Dependiendo de la maña que el peque demuestre, podremos anticipar si necesitará ruedines o reclamará directamente una bici sin ellos.

Algunos datos sobre la psicomotricidad gruesa

La bicicleta sin pedales beneficia a la motricidad gruesa de los niños. La psicomotricidad gruesa engloba todos los procesos físicos que no requieren precisión, desde andar a saltar. Implica todas las partes del cuerpo.

Es fundamental en los primeros años porque al trabajarla, los peques fortalecen sus músculos y mejoran su equilibrio. Por ello, la bicicleta de equilibrio ejerce de potenciador de estas habilidades y allana el terreno a la psicomotricidad fina, la que requiere mayor precisión y coordinación.

Las modernas bicicletas sin pedales

Que la bicicleta sea para los peques no quiere decir que ésta renuncie a la tecnología. Existe un trabajo de diseño minucioso que comienza por el diseño de la propia bici, siempre con la estabilidad en mente. Las bicicletas de equilibrio son vehículos con un ángulo de giro plano limitado, para que la rueda delantera se mantenga lo más recta posible. La rueda trasera se encarga, en conjunción con el sillín, del centro de gravedad. La idea es que los pequeños mantengan el equilibrio de inmediato, tanto si suben como si bajan en marcha.

Los materiales son de primerísima calidad, pensados para soportar el trasiego del día a día infantil. Son bicicletas que sufren choques, caídas o que son abandonadas en el suelo cuando un juego más interesante le roba protagonismo. Igualmente, la resistencia no implica un peso adicional, así que los peques podrán levantarlas del suelo sin ayuda y los padres cargarlas con una mano.

Dependiendo del modelo, descubrimos pequeñas sofisticaciones, como guardabarros, reposapiés o estribos que aumentan el aerodinamismo en las bajadas.

En caso de caída, las bicicletas sin pedales añaden protecciones al manillar y secciones de sutil acolchado que amortiguan el impacto. Incluso la pintura que las hace tan atractivas para los peques ha recibido un tratamiento especial que reduce el número de arañazos.

Sabemos que los niños “son de goma”, pero eso no quiere decir que escatimemos en medidas de seguridad. Recuerda que, al margen de la bicicleta de equilibrio, los peques deben emplear casco y, dependiendo de su habilidad, protecciones en sus articulaciones.

El triciclo de siempre

No hay prisa. Puede que tu hijo o hija lleve otro ritmo. En ese caso, no tenéis que renunciar a la experiencia de ir sobre ruedas. En este caso, serían tres, las de un triciclo infantil.

Los triciclos para niños son buenos porque animan al pedaleo, un ejercicio que luego llevarán a bicicletas avanzadas. Lo bueno es que las tecnologías mejoran y puedes comprar triciclos con las mismas medidas de seguridad que las bicicletas sin pedales.

Los materiales son igual de resistentes, ya que, aunque sea un vehículo más lento y seguro, da por hecho que, a medida que experimente con la velocidad, se llevará algún que otro impacto.

El triciclo requiere una mayor participación de los padres, ya que los pilotos acostumbran a ser pequeños y agotan sus energías con facilidad. En tales casos, algunos triciclos infantiles incluyen barras de empuje telescópicas que se adaptan a la estatura de los papás. Nadie tiene que sufrir durante los paseos.

Aunque, por nuestra infancia, recordemos los triciclos como unos vehículos voluminosos y difíciles de manejar, los tiempos cambian y podemos encontrar auténticas genialidades entre ellos. Para empezar, las ruedas pueden ser flotantes, con facilidad para adaptarse a los suelos irregulares e, importante, rodar sin estruendos. Atrás quedan las ruedas de plástico duro cuyo traqueteo anticipaba la llegada del triciclo.