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Bicicletas Urbanas Eléctricas - Otra Forma de Moverse por la Ciudad

Las bicicletas urbanas eléctricas se suman a la gran familia del ciclismo motorizado. Diseñadas para el entorno urbano, destacan por el impulso que proporcionan a los cientos de usuarios que las emplean para sus desplazamientos cotidianos. Trabajo, compras o visitas a familiares y amigos… El rango es amplio, así como las funcionalidades que podemos encontrar en los mejores modelos del mercado. Si tienes en mente comprar una bicicleta eléctrica urbana, atiende previamente a características como el motor, la autonomía de la batería y el confort que proporcionará a tus salidas. Leer más

Características de la bicicleta eléctrica urbana

La bicicleta eléctrica urbana se asemeja a los modelos de e-bike de ciudad con la salvedad de que su uso es estrictamente citadino y los fabricantes lo han tenido en cuenta en ciertas prestaciones como la autonomía y la rodada en asfalto.

Su principal ventaja respecto a las bicicletas urbanas tradicionales es la asistencia al pedaleo que proporciona su motor. Con este empuje extra puedes llegar a tu destino sin agotar las energías, algo que agradecen las personas que acuden a su trabajo con traje y uniforme. A nadie le gusta comenzar el día sudado.

Este tipo de bicis eléctricas priorizan las superficies asfaltadas o adoquinadas antes que las terrosas, aunque también se defienden bastante bien sobre ellas. Comienzan a tener problemas en terrenos más agrestes, aunque, si el uso es puntual y la has equipado con guardabarros, puedes emplearla en días lluviosos sin sentirte incómodo.

Por lo demás, las bicicletas eléctricas de ciudad gozan de todas las ventajas de sus hermanas, como la presencia de componentes de calidad y la posibilidad de ampliarlas con bolsas y otros sistemas de almacenaje que aprovechan su robustez y notable estabilidad. 

Normativa de circulación de las bicicletas eléctricas

Las bicicletas urbanas eléctricas están a medio camino entre el patinete y la motocicleta. Son versátiles y pueden abrirse camino fácilmente entre el tráfico y, en el caso de las bicicletas eléctricas plegables, ocupan muy poco espacio.

Las bicis eléctricas circulan por la calzada, ya sea por carriles habilitados o compartidos con otros vehículos. Aunque sea recomendable, rodar por la ciudad no requiere casco, pero una vez salgas a vías interurbanas o carreteras, tendrás que ponértelo sin excusas.

Aunque no requieren licencia de conducción, sí que debes tener presente el código vial, ya que te afectan las mismas señales de tráfico que a coches y motos. Del mismo modo, el seguro de daños a terceros es opcional, aunque puedes planteártelo si circulas por calles donde el tráfico es muy complejo o potencialmente peligroso.

Eso sí, a la que cae el sol, aunque sea casi imposible que una ciudad se quede completamente a oscuras, la normativa dice que las bicicletas urbanas eléctricas deben llevar luces traseras (rojas) y delanteras (blancas) reglamentarias.

En cuanto a la velocidad recomendada, la bici urbana eléctrica se ha de quedar en los 25 km/h. Más allá de esta cifra, se convierte en otro vehículo, como una speed bike o power bike, que ya se mueven en la horquilla de los ciclomotores. Una bicicleta que supera esta velocidad, tiene que matricularse y pagar los impuestos correspondientes a un transporte de mayor cilindrada.

Motor de la bici eléctrica urbana

El motor de la bicicleta eléctrica urbana tiende a ubicarse en la rueda, aunque también pueden encontrarse modelos que lo sitúan en el eje. Las bicis con el motor en el eje suelen ser de montaña o contar con un fuerte elemento de competición. Para la ciudad, la rueda es mejor, ya que no te puedes permitir salir disparado entre el tráfico, necesitas que el motor se active con la primera pedalada.

Dentro de los motores de rueda, te encontrarás que algunas marcas lo colocan en la rueda delantera y otras tantas en la trasera. Los motores en la delantera generan doble tracción, donde el motor se encarga de la rueda de delante y el pedaleo natural de la rueda de atrás.

Aspecto y autonomía de la batería de la bicicleta eléctrica

Los motores de las bicicletas eléctricas funcionan con baterías. La elección del tipo de batería te llevará algo de tiempo. Puedes elegir entre baterías integradas y extraíbles. Las segundas son más cómodas, en especial, si quieres recargarlas en cualquier lugar sin necesidad de transportar la bici hasta el enchufe correspondiente. También es un gesto seguro, ya que, sin la batería, será más difícil que te la roben. La pega es que este tipo de baterías alteran la estética del cuadro, son menos compactas que las bicis eléctricas con batería integrada.

La autonomía de la batería queda vinculada a los materiales que la componen. Las de ion litio presentan mayor eficiencia pero, por contra, son algo más costosas que, por ejemplo, las de plomo. Estas, por su parte, pesan más, por lo que su elección responderá más al uso diario que le des a la bici.

Cuando se habla de autonomía de las baterías de bici eléctrica, siempre es de forma orientativa, ya que en su rendimiento influyen factores como la constitución del ciclista y los terrenos que recorre. Con las bicis urbanas eléctricas lo tienes fácil porque los recorridos suelen ser los mismos, así que, como mínimo, puedes superar con tranquilidad los 20 km de autonomía y llegar con desahogo a los 40 km. Según el modelo, podrías alcanzar los 70 km/h.

Mantenimiento de las bicis eléctricas urbanas

La bicicleta urbana eléctrica es un vehículo resistente que requiere mantenimiento sencillo. Puede lavarse con agua porque los componentes eléctricos son estancos. Eso sí, no utilices chorros de presión porque podrías dañarla.

La principal consideración viene de la batería. Tienes que mimarla y no llevarla al límite: ni dejar que se agote cada dos por tres ni cargarla en exceso. Ambos extremos son perniciosos para su vida práctica y siempre deberías atender a las especificaciones del fabricante. Lo mismo puede decirse del uso de cargadores no homologados o de otras marcas, así como del proceso de carga, en el que primero debes enchufar el cargador a la toma de corriente para reducir el riesgo de sobrecarga de los componentes.