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Cascos de Bici para Niños y Niñas - Seguridad para los Más Pequeños
Si los adultos ponemos atención en la seguridad sobre la bicicleta, los niños no deberían ser una excepción. Los cascos de bici para niños son el primer paso para proteger a los peques, una medida efectiva que reducirá el impacto de las caídas que sufrirá durante el aprendizaje. La seguridad invita a persistir y hacerlo cada vez mejor, un espíritu de superación que todo padre agradece. Leer más
En esta sección encontrarás los siguientes apartados de interés:
¿Por qué se emplean los cascos de bici para niños?
La respuesta es sencilla aunque tenga matices: por seguridad. Aunque la curva de aprendizaje de los pequeños sea rápida, esta implica mucho ensayo y error. Requiere numerosas caídas que deben resolverse de forma constructiva, sin patrocinar los miedos y siempre transmitiendo el mensaje de que la próxima vez saldrá mejor.
El casco de bici para niños, aparte de herramienta de protección, es un complemento que favorece la autoestima.
Además, el casco infantil es requerido por Ley en niños y niñas menores de 16 años. Da igual que circulen por campo o ciudad con su bicicleta para niños; la recomendación es llevarlo siempre puesto, y si esta protección puede reforzarse con coderas y rodilleras, mejor que mejor.
Diferencias entre un casco de bicicleta para niños y un casco de adulto
Si obviamos el tamaño, diferencia evidente, en poco más se diferencian los cascos infantiles de sus versiones adultas. Los niños tienen el mismo derecho a experimentar los diseños y tecnologías que salvan tantas vidas en el ciclismo adulto, si bien sus modelos prescinden de las especificaciones que pueden tener los cascos de bicicleta para disciplinas específicas como la carretera y la montaña.
Los cascos de bici para niños no están pensados para la competición, aunque con muchos de ellos se podría competir sin problemas. Por lo demás, sí se piensa en estos cascos como accesorios resistentes y a la vez robustos, fáciles de usar, ya que los peques acostumbran a tener menos paciencia al llevarlos, en especial, los niños de 1 o 2 años, con tendencia a quitárselos cuando hace calor o, directamente, se cansan.
Partes y materiales de un casco infantil
El casco de bici para niños presenta infinidad de similitudes con el casco de ciclismo adulto. Puedes encontrar 3 capas. La interior, donde residen los materiales acolchados y transpirables que están en contacto con el cabello y la piel. La intermedia, donde se localiza la capa que distribuye la fuerza de los impactos. En ella identificamos materiales muy técnicos como el tricomposite o fibras de vidrio o cerámica. Y finalmente, en contacto con el exterior, el casco infantil ofrece una carcasa de plástico rígido o de policarbonato que protege la capa intermedia.
La superficie del casco destaca también por los orificios que favorecen la ventilación, siempre necesarios. Has de tener en cuenta que, debido a que el casco de bicicleta infantil es un requisito legal, los peques tendrán que llevarlo en todas las estaciones, incluido el caluroso verano.
Los cascos de bicicleta para niños deben quedar bien ajustados a la cabeza del peque. Por ello incluyen cintas y hebillas en el cuello que pueden regularse a medida que este va creciendo.
¿Cómo escoger un casco infantil?
Si tienes hijos, ya sabes que seleccionar una prenda o accesorio por la edad solo sirve de orientación. Existen infinidad de tallas dentro de una misma franja de edad, así como numerosas constituciones que responden a la genética del niño. Por ello, el mejor consejo para comprar un casco infantil es que midas antes el perímetro de la cabeza del niño. No hacen faltan tecnologías exclusivas, solo una cinta métrica que se adapte a la circunferencia. Deberás medirlo, más o menos, a partir de 2 cm por encima de sus cejas. Estos centímetros pueden variar, ya que, recuerda, los cascos infantiles pueden ajustarse hasta cierto punto. Lo importante en cualquier caso es que, tras ajustarlo, el casco no baile en la cabeza o le quede tan prieto que llegue a dejarle marcas. Incluso llegará un momento en que el niño ya no admita más cascos de bicicleta infantiles y requiera de un casco para adultos.
¿Cuál es la mejor forma de poner un casco infantil?
Este proceso tiene poco misterio, aunque sí ciertas consideraciones, ya que, por lo general, muchos peques no sabrán cómo ponérselo. Necesitarán tu ayuda.
Lo primero a tener en cuenta es el ajuste, que la parte superior del cráneo encaje dentro de las almohadillas protectoras del interior. Pueden ser más o menos numerosas según el diseño del casco. Lo importante en este punto es que esas almohadillas queden bien dispuestas, sin arrugas que puedan taponar los orificios de ventilación del casco.
Una vez comprobadas las almohadillas, procedemos a colocar el casco. Estos, de por sí, presentan forma ergonómica, así que resultará sencillo. Lo único a tener en cuenta: la visibilidad. El casco no puede quedar por debajo de las cejas o reducirá la visibilidad del peque, aumentando a la par el riesgo de caída. Tampoco debe mostrar la frente por completo, ya que implica un mal ajuste y, de caerse, podría lastimarse.
El mejor ajuste lo proporcionan los cascos de bici para niños con rosca de retención. Acostumbra a localizarse en la parte trasera del casco. Tendrás que apretarla hasta que el casco dé muestras de mantenerse firme, sin presiones excesivas.
El último paso es regular las cintas de seguridad. Las encontrarás a ambos lados del casco. Suelen ser de materiales plásticos, aunque cómodas para que el contacto con la piel sea respetuoso. Por lo general, se regulan cada cierto tiempo, siempre que adviertas cambios en la complexión del peque. Revísalas cada nueve meses, por ejemplo.
Una vez más, interesa que las cintas de seguridad “respiren”. Ni deben quedar sueltas ni muy ceñidas. La distancia recomendada es de un dedo aproximado, ya que con cualquier otra el casco podría caerse o las cintas arañar el cuello del pequeño.