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Gafas de Sol Deportivas: Usos, Características y Consejos para Comprar las Mejores del Mercado

Las gafas de sol deportivas son una necesidad cuando te ejercitas durante el día. Tanto si eres un runner como un avanzado ciclista, no querrás verte en desventaja frente al sol. ¿Qué vas a hacer? ¿Cambiar de camino para esquivarlo? ¿Entrenar por la noche? Comprar unas gafas de sol deportivas es una inversión en salud y garantías de que, tanto en competición como durante el entrenamiento, vivirás una experiencia plena. Leer más

¿Cuándo usar unas gafas de sol deportivas?

Cualquier hora es buena para protegerse de los rayos UV. Eso sí, en caso de escoger, lo recomendable es evitar los amaneceres y los atardeceres; son el momento del día en que la radiación pega más fuerte. Te parecerán malas noticias, ya que la mayoría de personas aprovechamos las primeras y las últimas horas del día para ejercitarnos, ya que durante el resto trabajamos o nos ocupamos de la familia. La mejor solución en estos casos es comprar unas gafas de sol deportivas que protejan nuestros ojos, un gesto sencillo que puede ahorrarnos problemas oculares en el futuro.

Este uso es válido para infinidad de deportes al aire libre, siendo los más populares el running, el ciclismo y deportes de invierno como el esquí y el snowboard. La cuestión es que, sea cual sea tu deporte, escoge con cabeza, atendiendo a las características de cada disciplina para que puedas extraer el mayor rendimiento de tu compra.

¿Qué pedirle a unas gafas deportivas?

La respuesta es más de lo que parece a simple vista.

Partimos de que el primer requerimiento es la protección. Más allá de esta necesidad, aparecen otras características igual de valiosas, como la visibilidad que proporcionan las gafas o la resistencia de los materiales a algo tan básico como el sudor.

Protección ante la luz

No es lo mismo pedirle a unas gafas de sol deportivas una protección firme contra la radiación que hacia la luz en sí. Son conceptos distintos aunque ambos vienen de la misma fuente: el Sol.

Los accidentes por deslumbramiento son habituales en la conducción de cualquier vehículo. Imagínate rodando en una curva y verte sorprendido por la luz directa del sol. Tu primera reacción es cerrar los ojos, lo que supone una importante pérdida de ritmo.

Las gafas de sol fotocromáticas son la mejor solución a este inconveniente. Diseñadas para compensar condiciones de luz cambiante, emplean lentes que se oscurecen al recibir la luz directa del sol.

Protección ante la radiación

Es el segundo motivo para comprar unas gafas de sol deportivas. Ya hemos hablado de los peligros de la radiación solar, y más desde que hemos adquirido conciencia de la paulatina reducción de la capa de ozono. Las gafas de ciclismo o de running son el equivalente a la protección solar que aplicamos a nuestra piel en un día soleado, filtran la mayoría de rayos que llegan al planeta.

Los más habituales son los rayos ultravioletas en dos de sus variantes: los UVA y los UVB. Ambos intervienen en diversas funciones de nuestro cuerpo, aunque en el caso de los rayos UVB, basta con una media hora aproximada para beneficiarse de sus efectos. Más allá, nos arriesgamos a sufrir problemas epidérmicos o, en el caso que nos ocupa, visuales.

Las mejores gafas de sol deportivas tienen en cuenta a estos enemigos invisibles. Emplean lentes con materiales muy técnicos que filtran y bloquean los rayos de luz en longitudes de onda de hasta 400 nanómetros sin que la visibilidad se resienta.

Visión clara

Una gafa que empeora nuestra visibilidad es una mala gafa. Los diseños de gafas de sol deportivas se esfuerzan en invisibilizarlas, en transmitir la sensación de que no están ahí. Para ello, emplean lentes con monturas sutiles que aumentan la visión periférica, tanto la horizontal como la vertical. Algunas incluyen revestimiento anti-vaho, para que la vista, lleves o no máscara protectora, nunca se te nuble; y lentes descentradas que evitan posibles distorsiones ópticas.

Diseño ergonómico

No hay tiempo para subirse las gafas durante el ejercicio. Por ello, interesa que estas ajusten perfectamente al rostro. En este sentido, existen dos puntos clave: las orejas y la nariz. Algunas gafas de sol deportivas incluyen almohadillas nasales y patillas ajustables con núcleo de alambre de goma que mantienen la gafa en su sitio, incluso cuando sudas a mares o el camino está lleno de baches.

Que estén fijas al rostro no quiere decir que se queden pegadas a este. El diseño también ha de tener en cuenta la circulación del aire y qué tal se lleva con máscaras y cascos. Una buena gafa de sol deportiva debe ofrecer confort con y sin estos accesorios.

Materiales de calidad

Las gafas de sol deportivas deben ser más resistentes que unas gafas para ir a la playa. Se emplean en actividades intensas y por ello exigen materiales a prueba de rotura, que resistan a los arañazos y que protejan de los elementos sin echarse a perder. Existen materiales muy sofisticados como la goma hidrofóbica que repele bien el agua; o el policarbonato, aplicado a las lentes, que es 10 veces más resistente que el vidrio y el plástico convencional.

En general, a los materiales de una gafa deportiva se le pide eficiencia y durabilidad, ya que, como buena inversión, queremos que nos dé un largo servicio. Pero también hay que tener en cuenta que las gafas no son cascos, también deben ser ligeras, con un elemento flexible que nos permita ponerlas y quitarlas con facilidad. Por último, también interesa que sean prácticas. Que, por ejemplo, sean fáciles de limpiar y tanto la humedad como las molestas huellas dactilares desaparezcan con un paño.