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Sillines para Bicicleta de Carretera - Para un Mejor Confort y Rendimiento
Si tenemos en cuenta que lo primero que haces como ciclista es sentarte, el sillín debería ser un componente al que prestar muchísima atención. Los sillines para bicicleta de carretera son accesorios con un diseño orientado a la resistencia y el confort. La resistencia, porque puedes llegar a pasar muchas horas sobre él, mientras que la comodidad puede condicionar las consecuencias de todas esas horas de esfuerzo. El sillín para carretera ha de ser una pieza ligera, confortable y bien ventilada. Entenderás estos requisitos en el momento en que descubras sus numerosas posibilidades. Leer más
Cómo es el sillín para bici de carretera respecto a otros sillines
Los sillines para el ciclismo de carretera difieren de los sillines que podemos encontrar en otras disciplinas. Su principal diferencia es que presenta un perfil fino, orientado a la movilidad. Son más estrechos y duros, con menos acolchado que, por ejemplo, un sillín MTB, donde evitar el impacto de los obstáculos es prioritario.
Como la tendencia en el ciclismo de carretera es reducir al máximo el peso total de la bici, los sillines para estas bicicletas acostumbran a ser de carbono, el material más ligero que puedes encontrar en el diseño de bicicletas y sus componentes.
En sí, se crean con el objetivo de atajar la mayoría de problemas posturales que surgen en esta variante, en el evidente desgaste que generan horas y horas de pedaleo.
El sillín para bicicleta de carretera ideal
Las nuevas tecnologías avanzan a gran velocidad. Los sillines de bicicleta no son la excepción. Al hablar de materiales, el carbono es la estrella, pero también podemos encontrar sillines de aluminio y con acabados en productos muy técnicos, como el kevlar.
Sus líneas son 100% ergonómicas, pensadas para ofrecer el mismo servicio a los sillines de hombre como a los sillines de mujeres, por mucho que difieran sus formas. En el caso de los hombres, los fabricantes de sillines otorgan gran relevancia a la zona perineal. Esta acostumbra a ser la parte en la que recaen las principales tensiones y, de no resolverlas, pueden derivar en lesiones en la ingle o la próstata. Lo mismo ocurre con los huesos en los que recae tu peso, como los isquiones, determinantes en la elección del mejor sillín para bicicleta de carretera. Cada persona cuenta con una fisonomía distinta y entender la distancia entre los isquiones y su relación con la superficie del sillín puede establecer la diferencia entre una conducción relajada y una caracterizada por los dolores y las sobrecargas en lumbares y columna.
En cualquier caso, las protecciones prostáticas y acolchados similares son una alternativa. Si no tienes problemas de este tipo y piensas que, por el ciclismo que practicas, nunca los tendrás, puedes prescindir de estos extras y ajustar unos euros el precio del sillín.
El estrecho contacto entre el sillín y el trasero del ciclista obliga a que este componente cuente con materiales transpirables. Los diseñadores lo solucionan en parte con huecos en el sillín que ayudan a ventilar y disipar las acumulaciones de sudor y humedad. Suelen colocarse hacia los lados del sillín, allí donde recaen las ingles.
Del mismo modo, en el sillín para bicicleta de carretera se incluyen espumas y geles que incrementan el confort. Tendrás más a tu disposición según el modelo, repartidos estratégicamente para actuar en cada circunstancia, tanto si empujas como si te encuentras en una fase de tracción. En general, están pensados para favorecer los movimientos naturales del cuerpo en cada una de esas circunstancias, con especial énfasis en zonas como la pelvis y la entrepierna, conocidas por su facilidad para sufrir rozaduras. Esta prestación no sustituye a un buen culotte, cuya badana también debería amortiguar estas tensiones.
Todo este desgaste también implica atender a los materiales que constituyen el tapizado del sillín. El elemento práctico no está reñido con el estético, ya que ningún ciclista quiere que su sillín para carretera recién comprado dé muestras de abrasión tras el primer mes de uso. Este tipo de sillines son una inversión en muchos sentidos: rendimiento, salud, etc., pero también añaden atractivo con sus líneas.
Una cuestión de equilibrio
Te surgirán muchas dudas cuando compres tu primer sillín para bicicleta de carretera. ¿A qué características darás prioridad? Esta pregunta puede parecer un rompecabezas, ya que, por ejemplo, los sillines ultraligeros acostumbran a prescindir de acolchado, lo sacrifican en beneficio de unos gramos que, quieras que no, se notan en competición. Eso sí, a más ligereza, prescindes de más comodidad.
Otra de las dudas surge de la superficie del sillín. A más amplia, mayor la estabilidad, pero también más alta la probabilidad de que interfiera en la pedalada, o que te obligue a modificarla sutilmente para no acabar con el interior de la pierna escaldado. Acuérdate de tus isquiones. Si puedes, mide la distancia que los separa y contrástala con las dimensiones del sillín. Ahí está la clave.
Ajustar el sillín de la bicicleta
Existen varias consideraciones a la hora de ajustar el sillín de la bicicleta, si bien varían según la persona, ya que ciclistas del mismo peso pueden tener las piernas de diferente longitud.
Sabrás que el sillín de tu bicicleta de carretera está mal ajustado por los siguientes indicadores:
- Al sentarte, corriges sin parar la postura. Si echas el cuerpo hacia la parte trasera del sillín es una señal de que este ha quedado bajo. En estas situaciones, tu cuerpo está buscando más distancia respecto a los pedales.
- Si, por el contrario, avanzas el cuerpo más de la cuenta (quedan aquí excluidas las ascensiones, donde lo recomendable es echarse hacia delante) quiere decir que el sillín está más alto de lo que sería necesario.
- Las rodillas también avisan de que algo va mal, pues, si sientes molestias en la parte anterior indican que el sillín está bajo; mientras que el malestar en la parte trasera te advierte de que la altura es superior a lo que realmente necesitas.
Estos consejos se consideran biomecánica básica y pueden llevarse a cabo con unos simples ajustes en la tija del sillín. Para ahorrarte un buen rato de pruebas, puedes medir la distancia entre ambas piernas o subirte sobre la bici en busca de una posición cómoda y natural que te sirva de referencia.